miércoles, 24 de diciembre de 2008

"¡¡SALVE MUY FAVORECIDA!!" Devocional por ULF EKMAN

"Al sexto mes el ángel Gabriel fué enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres" Lucas 1.26-28


De repente el ángel Gabriel está frente a una chica en Galilea. Ella era virgen, jóven y vivía en Nazaret, una pequeña ciudad no mayor que una aldea, escondida en la falda de un monte de la baja Galilea, cerca de la pradera de Jisreel. Cuando este día oýó al ágel decirle que había hallado GRACIA delante de Dios, ella se asustó y se preguntaba qué significaba todo ello. Seguramente que en lo más profundo de su ser tuvo un presentimiento de que algo tremendamente grande iba a suceder. Sólo la presencia del ángel la turbó. El saludo ya indica que algo especial va a acontecer, y después vino su nombre: JESÚS (V.31).-
María sabía lo que JESÚS (Yeshua) significaba. Significa: SALVACIÓN y la salvación viene de Dios. O sea, el niño será un SALVADOR. El ángel continuó: "...Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David su Padre" (v.32). Ahora no queda duda alguna. Ella dará a luz al Mesías, el Hijo de David. Él pertenecerá a la tribu de Judá y de la familia de David. Pero esto no podía ella jamás en su mñas ilusa fantas´sia suponerlo. Ahora el Mesías que ella, sus parientes y su pueblo anhelaban durante muchas generaciones, vendría y ella lo llevaría debajo de su corazón.
¡Qué incompresible GRACIA hacia ella y hacia el Pueblo de Dios!
¡Realmente el tiempo de la espera, y el tiempo del cauteverio ha pasado!
ORACIÓN: Señor, Tú tienes cosas extraordinarias para decirnos a cada uno de nosotros, cosas que Tú quieres que llevemos y demos a luz. Ayúdame a escuchar, obedecer, llevar y hacer lo que Tú quieras. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

1 comentario:

Maricarmen dijo...

El susto que llevó María es el que llevamos a veces los hijos de Dios, que estamos dispuestos a hacer su voluntad, pero no nos esperamos que Él nos pida algo que esté fuera de cualquier plan o concepto que nosotros tenemos. Cuando esto sucede nos asustamos y si exige un gran sacrificio, nos asustamos aún más. A pesar de ello, debemos decir como María, aunque no lo entendamos: "Hágase en mí según tu Palabra". Que se haga la voluntad de Dios en nuestras vidas por encima de nuestra voluntad. Amén