lunes, 18 de octubre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51

MEDITACIONES DIARIAS 18 DE OCTUBRE:
MEDITACIÓN DEL SALMO 51 por Andrew Murray
LA CONFESIÓN
SALMO 51: 3-6
3”Porque yo reconozco mis delitos, y mi pecado está siempre delante de mí. 4Contra ti, contra ti sólo he pecado, y hecho lo que es malo delante de tus ojos; así que eres justo cuando sentencias, e irreprochable cuando juzgas. 5Mira que en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. 6Pero tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”
CAPÍTULO VII
“Porque yo reconozco mis delitos” (v.3ª)
David ha orado pidiendo misericordia; ha pedido a Dios que borre sus transgresiones, y que lave su maldad y limpie su pecado. Ahora dice: “Porque yo reconozco mis delitos” Con estas palabras nos da la razón y nos muestra el espíritu en que pide misericordia. Viene como uno que se siente culpable y es en esta condición que pide misericordia. Es de la mayor importancia que el que desea orar las palabras de David desde el fondo de su corazón: “Ten piedad de mí, oh Dios”, entienda y sienta estas palabras y pronuncie esta oración en el mismo espíritu.
Este conocimiento del pecado, es, sin duda, un requisito indispensable para recibir la misericordia de Dios. El hombre no puede hacer nada para cubrir o quitar su pecado; además, Dios no requiere que lo haga. Dios mando sólo esto: reconoce la maldad que has cometido simplemente. Dios no desea del hombre nada más que esto, que reconozca que es culpable y está perdido. Debe simplemente acudir a los pies del Señor y confesar su misericordia indescriptible a la cual ha sido llevado por el pecado. Debe confesar que ha pecado, que el pecado le hace merecedor de castigo, que Dios sería completamente justo castigándole que él es completamente pecador y que no tiene nada aceptable en sí para Dios. Como alguien culpable y totalmente perdido, debe someterse a la sentencia de Dios y confesar que sería un acto maravilloso de gracia divina si fuera recibida. Es solo cuando el hombre es traído al punto de confesar que se es verdadera y completamente tan pecador que se puede recibir misericordia. Entonces está ante la presencia de Dios en su verdadera relación; entonces puede honrar y alabar a Dios de verdad por su gracia.-
Sin embargo es precisamente esto lo que muchos de lo que están buscando la gracia no entienden. Se imaginan que la fuente de un cambio de actitud en sus corazones permite a Dios persuadirse de mostrarles su favor.- Continúa

No hay comentarios: