sábado, 30 de octubre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 30 DE OCTUBRE:
MEDITACIÓN DEL SALMO 51 por Andrew Murray
CAPÍTULO XII
Continuación…
Al hacer frente a la verdad, me doy cuenta que soy culpable y merecedor de la condenación: “En mí….no hay nada bueno” ¿Cómo pues, puedo llegar a la verdad en lo íntimo? ¿Cómo puede este pensamiento serme de consuelo? De esta manera: para el que se conoce como perdido por naturaleza, la verdad que Dios busca consiste en nada más que esto, que debe presentarse a Dios verdad tal como es. El que se acerca a Dios así, con el reconocimiento de su pecado en su condición real, llega a la verdad. Esta es la sinceridad de la cual la Palabra de Dios habla tanto. Hay muchos, consiste en una gran perfección y en una dedicación voluntaria de sí mismos al servicio de Dios. Esto no es aplicable al pecador ansioso, porque éste está todavía a principios del camino. Para él lo que cuenta es la mayor sinceridad, que se presente ante Dios con toda su miseria, que confiese ser tal como es. El que confiese su pecado ciertamente recibirá misericordia. Dios desea la verdad en lo íntimo. El que desea la salvación y que entiende bien este requisito puede gozarse plenamente en él. Cuando apareces ante Dios, no te esfuerces por presentarte como piadoso, para que tu aspecto sea aprovechable, animado de religiosidad. NO, haz confesión de lo que piensas y sientes y haces. No escondas nada a Dios. No trates de encubrir tu pecado. Reconoce toda la verdad acerca de tu condición de pecado y miseria. Dios desea la verdad en lo íntimo y no te retirará su gracia.
Y cuando uno ha recibido misericordia, hay todavía una gloriosa aplicación de esta afirmación de David: Dios ama la verdad en lo íntimo. Esta idea refuerza la fe para obtener gloriosas expectativas. El que ha sido revestido con la gracia no tiene peor conflicto que el que le proporciona el engaño y la infidelidad de su corazón. Le parece que todavía hay mucho que no hace con toda verdad. En su fe, su amor, su oración, y la dedicación al servicio de Dios, en todas partes descubre que no es capaz de servir al Señor de todo su corazón y en perfecta verdad como desea. Y muchas veces tiene miedo de que va a fallar por completo. Pero luego encuentra en la Palabra de Dios esta gloriosa promesa: “Por tanto, les daré lealmente su recompensa, y haré con ellos un pacto perpetuo” Isaías 61.8 Empieza a ver que esto es también parte del plan y promesa de Dios de confirmar y llevar a la perfección la obra de gracia que había empezado. Ama la verdad en lo íntimo: este es un terreno en el cual uno puede asegurar que Dios mismo obrará este proceso en el cual Él se deleita. Y esta afirmación de David pasa a ser un manantial de gloriosas expectativas. En el uso que haces del Salmo cincuenta y uno, y en toda tu comunión con Dios, deja que esta palabra constituya el elemento fundamental de tu oración. Siempre preséntate a Dios pensando que es un Dios que desea la verdad en lo íntimo. Y en toda tu confesión de pecado, en toda tu religiosidad, en toda tu existencia, deja que la verdad en lo íntimo sea tu deseo, así como es el deseo de Dios. Y si encuentras que no hay nada bueno en ti y que cuanto más te esfuerzas por la verdad menos la encuentras, queda sabiendo que en una experiencia tal el reconocimiento de esta miseria es ya la verdad que Dios desea. Y cuando Él ha obrado esto en ti, y también te dará en consecuencia, la verdad, según necesites en todos los conflictos espirituales que quedan. Si entonces deseas más de Él, como esto es lo mismo que Él desea, ten por seguro que Él se deleitará en concedértelo.-

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