martes, 22 de enero de 2008

"NOS AFLIGE Y NOS ALEGRA" -ROSENIUS-

"He aquí yo hago nuevas todas las cosas" Apocalípsis 21.5
La renovación que Dios realiza por medio del Evangelio, es un verdadero nuevo nacimiento, obrado por el Espíritu . Es una nueva creación.-
Dios no solo abre espiritualmente nuestros ojos y oídos, sino que también nos da sentimientos y pensamientos nuevos; una nueva manera de hablar y de vivir. Por ejemplo, antes leíamos o escuchábamos la palabra de Dios, y era como si nada. Pero habiendo renacido espiritualmente, estamos conectados de tal manera con la Palabra, que ella nos asusta con sus amenazas y nos consuela con sus promesas. Nos aflige y nos alegra.-
El sentido de nuetra vida cambió totalmente. Antes teníamos nuestra propia opinión sobre temas espirituales, pero ahora seguimos una regla que es la palabra de Dios. Antes teníamos muchos buenos conceptos sobre nosotros mismos, y buscábamos consuelo y fuerza fuera del Evangelio, mientras que ahora, al mirarnos a nosotros nos desanimamos, y buscamos consuelo solamente en el Evangelio.-
Pero no ha cambiado solamente nuestra manera de analizar y entender, sino que nuestro mismo corazón ha cambiado. Ahora nos deleitamos y alegramos en cosas que antes nos parecían desagradables; y en cambio nos atormentan y moletan cosas que antes deseábamos mucho y nos divertían.-
Anteriormente, hablábamos de cosas vanas y superficiales con ligereza y de buena gana; ahora , nada nos gusta más que hablar de Dios, de su Palabra, su misericordia y su gracia, porque "de la abundancia del corazón habla la boca". También nuestro comportamiento ha cambiado. Antes vivíamos sin tener en cuenta la voluntad de Dios; ahora deseamos vivir en santidad y queremos disciplinar todo nuestro comportamiento.-
Resumiendo, SOMOS PERSONAS NUEVAS, CON NUEVAS PREOCUPACIONES Y NUEVAS ALEGRÍAS

1 comentario:

VICTORIA dijo...

Nunca he escuchado desde ningún púlpito evangélico, ni a ningún creyente que tuviera que "hacer" algo para ser salvo, como "ayuda" a la Obra Redentora que el Hijo de Dios consumó en el Calvario para nuestra Redención y Justificación.-
Nos alcanzó su Gracia, escuchamos por la predicación cual era nuestra situación de pecado y condenación y constreñidos por la Ley, nos arrepentimos y aceptamos el Evangelio de la Gracia. "Cristo nos redimió de la maldiciòn de la ley, hecho por nosotros maldición(porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentilesm a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu" Gal.3.13-14
Hasta ahí podríamos decir que todos estamos de acuerdo, hasta a veces algunos sacerdotes católicos lo predican así, los más estudiosos de la Escritura.-
Pero...cuando entramos en el desarrollo de nuestra actuación en el reino o sea dentro de nuestras iglesias o congregaciones, ahí es cuando se entremezclan "nuestras obras" que sería lo normal que se produjeran, pero como FRUTOS DEL ESPÍRITU en el creyente que ha NACIDO DE NUEVO.-
El problema y que es una de las mayores causas de disensión y roces personales, es que las "obras" no son FRUTO sino, eso: simplemente "obras", personales, encomendadas a priori, partiendo de poner a realizar algo a alguien al que el Señor no ha capacitado previamente, sino por ser de nuestra confianza o agrado o sumisión.-
Se entra en una dinámica de esfuerzo y presión que llega a obsesionar y fastidiar la vida personal y hasta en algunos casos la familiar. porque el tiempo no dá para tanto "programa".-
Si estamos como pámpanos injertados en la Vid verdadera, produciresmos FRUTO sino, tal vez seremos pámpanos muy frondosos, hojas aparentes y abundantes, pero HOJAS cuyo final será el fuego porque para nada valen.-
Tenemos que saber escojer, elegir, discernir lo que vale de lo que NO VALE y no desperdiciar nuestro tiempo en ello creyendo que porque simplemente estamos "haciendo" lo que nos mandan, ya vamos a conseguir resultados. No tenemos disculpa, busquemos al Señor en nuestras vidas pues el enemigo le complace tenernos "muy ocupados" (incluso en aquello que creemos justo) pero que al final vemos que no lo era y nunca el Señor lo pidió de nosotros, ni vimos el FRUTO.-
LA VIDA EN CRISTO PRODUCE FRUTOS PARA BENDICION Y VIDA ETERNA