viernes, 21 de marzo de 2008

LA HERENCIA EN CRISTO ULF EKMAN

"Pido que Dios les ilumine la mente para que sepáis cual es la esperanza a la que han sido llamados, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios dá al pueblo santo" (V. Habla Hoy)
Efesios 1.18
Una herencia es algo maravilloso, pero a la vez algo triste. Imparte mucha bendición pero a la vez significa que algún pariente cercano se ha ido.-
La herencia se apoya en un testamento. Sin las instrucciones en el testamento no se sabe quién ni qué se va a heredar. Suele levantar desorden, envidia, y avaricia entre los herederos. Pero si el testamento es claro, y está todo reconocido, todos saben lo que tienen que recibir.-
Dios lo hace de la misma manera. El nos ha reconocido como herederos. Realmente somos coherederos. El heredero realmente es Jesús.- El es el heredero principal. Y Sus hijos-de Dios- también son herederos, "herederos de Dios y coherederos con Cristo si es que padecemos con Él, para que podamos juntamente con Él ser glorificados" Romanos 8.17
En Cristo hemos sido hechos partícipes de una gran herencia. El Hijo ha heredado el reino del Padre. Pero en este caso es el Hijo el que ha muerto. ¿Por qué? Porque el Padre quiere hacernos coherederos, a nosotros que teníamos otro padre: El Diablo. Por medio de la muerte de Jesús pudo Dios Padre adoptarnos legalmente y darnos participación en Su naturaleza. De esa forma quedamos jurídica y "genéticamente" hechos coherederos con Jesús.- Tenemos parte en la herencia celestial. Lo que la herencia contiene, está en el testamento. -
Necesitamos ojos que puedan leer y al Ayudador (Albacea) que nos lo interpreta y nos dá la capacidad legal para hacernos cargo de lo que hemos heredado.- Este Ayudador se llama Espíritu Santo.-
ORACIÓN: Gracias Señor porque me has incluído en tu Testamento y me has hecho heredero. Ayúdame para poseer la parte de la herencia que me corresponde. En el nombre de Jesús ¡AMÉN!
Tr. V. Glez. Boto

1 comentario:

VIRGILIO ZABALLOS dijo...

Amén, yo digo y oro a Dios de la misma manera. Bendito sea Dios por esta herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible (¡que palabra!, que no se marchita).

Si andas navegando por este espacio cibernético y te has encontrado con esta verdad, seas quién seas, pero especialmente si aún no has rendido tu vida a Jesús, el rey de gloria, para, piensa, medita, hay una herencia destinada para ti cuando invocas el Nombre de Jesús, y vuelves tu corazón a Dios mirando la cruz del Calvario, donde se pagó el rescate para obtener el derecho a la herencia que no se marchita, reservada en los cielos para todos los redimidos por esa sangre gloriosa y preciosa, la sangre de Jesús.
En Cristo
VIRGILIO ZABALLOS