lunes, 14 de abril de 2008

"PERDÓNANOS NUESTROS PECADOS" G. de Ávila (Capítulo 6) Continuación...

La versión que San Mateo nos da de la petición por el perdón de los pecados, tiene una diferencia fundamental comparada con la versión que nos suministra San Lucas. Lucas dice: "Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben". Mateo dice: "Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores".-
En la versión de Lucas, el haber perdonado al prójimo se da como un hecho y se toma como base del ruego: "porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben". En la versión que da Mateo, lo que se toma como base del ruego, es la calidad de perdón que otorgamos a nuestro prójimo, y se pide perdón en la medida en que se ha perdonado: "Y perdónanos nuestras deudas como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. La versión parafraseada llamada"Living Bible" traduce la petición en el evangelio según San Meteo así: "Y perdónanos nuestros pecados, justamente como nosotros hemos perdonado a aquellos que han pecado contra nosotros".-
Es decir, se pide perdón en la medida en que se ha perdonado. La tendencia humana es pedir un perdón superior al que estamos dispuestos a otorgar. El hombre le dice a Dios: "Perdóname, porque yo he perdonado". Pero ¿en qué forma ha perdonado?. Como San Matero lo pone se impide que se dé un perdón a medias y se quiera recibir un perdón completo de parte de Dios. Si Dios usara la misma clase de nuestro perdón, ¿qué clase de perdón recibiríamos de Él?. Si entendemos en toda su implicación la petición como la presenta Mateo, nos cuidaremos mucho del perdón que daremos a nuestros semejantes cuando éstos nos ofendan. Aquí se aplica la regla de oro: "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas".-
Versículos antes, Cristo había dicho: "Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido". Si el hombre perdonara de la forma en que quiere que le perdonen, este mundo sería diferente. No habría lugar ni para rencores absurdos, ni para crueles venganzas. Sería apropiado que oráramos diciendo:"Enséñanos a perdonar en la tierra de la manera que Tú perdonas desde el cielo".-
La versión de San Mateo está en armonía con la enseñanza del Señor Jesús. Seguido al amén del Padre Nuestro, Cristo dijo: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial, más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os personará vuestras ofensas".-
Desde el punto de vista cristiano es, definitivamente, una condición para recibir el perdón de Dios, que el hombre perdone a sus semejantes. Cristo dijo también: "Perdonad y seréis perdonados". La enseñanza de Cristo acerca del perdón es abundante en el Nuevo Testamento. Ese fué uno de los puntos fuertes de la enseñanza de Cristo. Su misión en sí fue una de perdón. Cuando le preguntaron al Señor: "¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?" La respuesta de Cristo fue:"No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". Esta es una forma de decir indefinidamente: Cada vez que te ofendan.-
Acto seguido el Señor ilustró la gravedad de este asunto con la parábola de los dos deudores. Cristo dijo que el reino de los cielos era semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Uno de sus siervos le debía diez mil talentos. Como el siervo no podía pagarle el rey mandó a que lo vendieran, con su mujer, hijos y pertenencias, para usar el producto como abono de la cuenta. El siervo suplicó al rey que tuviera paciencia y con el tiempo le pagaría. El rey fue movido a misericordia y soltó al siervo y le perdonó la deuda. El rey sabía que no podría pagarle. Obeservemos que el rey no dijo que le esperaría, sino que perdonó al siervo su deuda.-
Cuando el siervo salió de delante del rey, halló a uno de sus consiervos quien le debía cien denarios y nos dice la parábola que "asiendo de él , le ahogaba diciendo: Págame lo que me debes" Su consiervo se postró ante sus pues y le rogó que tuviera paciencia con él, y él le pagaría todo. Es decir, el mismo ruego que él había hecho al rey. Pero el siervo no escuchó la súplica de su consiervo y lo echó en la carcel hasta que le pagara la deuda. Otros consiervos vieron lo que había acontecido y fueron y lo refirieron al rey. Este llamó al siervo y le dijo: "Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve de ti?" El rey entregó al siervo malvado a los verdugos hasta que pagase toda la cuenta. Cristo aplica la parábola diciendo: "Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas".-
¡Ojalá! que usted pueda decir, con absoluta conciencia de su significado: "El pan nuestro de cada día dánoslo hoy. Y perdónanos nuestros pecados, como nosotros perdonamos a todos los que nos deben".-

Fin del Capítulo 6


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