martes, 5 de agosto de 2008

"ALARMA Y RUMOR DE GUERRA" Ulf Ekman


“Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares”.
Mateo 24:6-7

Una multitud de señales de que el mundo va hacia su fin, se manifiesta en las naciones. Guerras, es una de esas señales. Pese a todos los idílicos deseos pacifistas, no vamos hacia tiempos de menos focos de guerra. El hombre no va a mejor, a ser más bondadoso. Según información de Las Naciones Unidas, el mundo tiene actualmente más guerras y por más lugares que nunca antes. El hombre no es bueno en lo íntimo de su ser, todo lo contrario. En nuestro interior está instaurada la corrupción del pecado, la rebeldía contra Dios y el odio a nuestro hermano, lo que ha convivido con nosotros desde los tiempos de Caín. Sólo Jesús el Príncipe de Paz puede desaparecer todo esto.-

En el último tiempo, muchos torniquetes que aprisionan al hombre se soltarán. Cuando el hombre traspasa los límites que Dios ha puesto tanto espirituales como morales, comienza un rápido y total descenso en la espiral destructiva. El hombre se embrutece, se degrada y endurece. Pasiones y deseos se levantan en él y la sed de sangre, violencia y opresión contra los demás se aumenta. Todo esto, lleva consigo a que la cultura se embrutezca y llegue hasta el cenagal más primitivo. Esto sucede pese a todos los sofisticados medios que tenemos a nuestro alrededor. La crudeza llega a alcanzar nuevas alturas y la vida del individuo, ya no está más en la cima de su desarrollo. El diablo que es homicida desde el principio, viene para hacer todo lo posible para sacrificar, matar, romper y destruir. La señal del último tiempo de la humanidad será como el deslizar de la aguas en la bajamar, no su cúspide.-




ORACIÓN: Señor, cuando los malos tiempos sean desatados más y más, Tú tienes a pesar de todo, poder para guardarnos y protegernos y sobre todo, usa a Tu pueblo. Ayúdanos para sostenernos y andar, cuando otros caigan y huyan. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!


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