"Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia"
2ª Pedro 1.4
"Preciosas y grandísimas promesas", ¡para que lleguemos a compartir la nturaleza divina!
El inmenso Dios creador del universo, que al principio hizo al hombre a su imagen, a pesar de la profunda caída de la humanidad, ha dado a sus hijos y herederos sus "preciosas y grandísimas promesas".-
Estas promesas incluyen el que nosotros seremos "hechos a imagen de su Hijo", seremos sus hermanos, y coheredaremos con Él la eterna gloria del cielo.
Si recibimos realmente con fe estas promesas, si las creemos de verdad, ellas producen muchos resultados provechosos en nuestras vidas. El resumen y lo más destacado es que "llegamos a ser participantes de la naturaleza divina".
Vemos que en todas sus revelaciones a los sere humanos, la intención de Dios siempre fue compartir con sus hijos toda clase de bendiciones.
Cuando la imagen suya en el hombre se perdió, Él mismo la restituyó. Lo hizo viniendo al mundo en la persona de su Hijo, haciéndose un ser humano como nosotros para rescatarnos. Luego envió a nuestros corazones su Santo Espíritu, y nos hizo nacer espiritualmente de nuevo.
Creyendo las preciosas y grandísimas promesas de Dios, los míseros mortales llegamos a compartir la gloriosa naturaleza divina, a semejanza de Cristo.-¡AMÉN!
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