martes, 23 de noviembre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 23 DE NOVIEMBRE:
CAPÍTULO XXII
Continuación…
En segundo lugar, esta bendición debe ser un claro elemento de la oración por la gracia. La persona que desea la salvación debe ver que es indigna de esta bendición y da motivos para perderla a cada momento. Debe observar cada día que es un favor de Dios si el Santo Espíritu no le es quitado. Debe comprender que su crecimiento y firmeza en esta bendición tendrá lugar en la medida de la sinceridad y fervor de su deseo, de su oración y de su fe. Su comunión con el Espíritu se hará al mismo tiempo más consciente y efectiva. Y según esta medida también le será dada esta bendición, de modo más glorioso y rico. La corono y el sello de la bendición será la consciencia de esta comunión con el Espíritu. Por otra parte, el descuido de la oración dará por resultado no sólo la pérdida de la bendición, sino también la supresión de las otras bendiciones que había recibido previamente. Por tanto oremos con la mayor sinceridad: “No retires de mí tu Santo Espíritu”.-
CAPÍTULO XXIII
“Devuélveme el gozo de tu salvación” (v. 12a)
Hemos visto antes, que David hablaba de una doble purificación. Había la primera purificación, que consistía en la liberación de la culpa, el fruto de la absolución a base de la expiación de Cristo: ”el ser lavados en la sangre de Cristo”. Había también la purificación interior del alma por la energía creativa y renovadora del Espíritu Santo.
Por tanto habla de un doble gozo, como se ve en el contexto. Había dicho previamente:”Hazme oír gozo y alegría” (v. 8). Entre la repetida petición de perdón (versículos 1 y 9), esta palabra tiene una clara relación con el primer gozo sobre el perdón de los pecados. La petición del versículo 12, por otra parte, siguiendo como sigue expresiones que indican claramente la vida interior de gracia y santificación, nos enseña que el gozo de la salvación de Dios es no sólo el deseo y posesión de los que se han convertido, cuyo regocijo es la alegría del perdón, sino que se refiere al cristianismo que se esfuerza por seguir adelante en el camino del crecimiento y la santificación.
Vamos a prestar atención cuidadosa al contexto. Hemos visto ya que el primer gozo del que ha recibido la gracia depende del conocimiento del perdón. El pecador que ha sido despertado al conocimiento de su pecado, no puede sino regocijarse en Dios, al saber que este pecado ha sido perdonado. Si no ha recibido el perdón sabe que Dios está airado con él, y que Dios es un fuego consumidor. Sólo cuando ha acudido a la cruz y recibido el beneficio de la expiación, la idea del Santo Dios le llena de alegría. La comunión y reconciliación con Dios le imparte gozo.
De la misma manera, la continuación en el crecimiento del gozo depende en la profundización de la comunión con Dios. El primer acto de Dios al empezar esta comunión con el alma, es decir, el perdón de los pecados, es impartir gozo. Continúa…

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