viernes, 17 de diciembre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 17 DE DICIEMBRE:
MEDITACIÓN DEL SALMO 51 por Andrew Murray
CAPÍTULO XXXI
“Sacrificio es para Dios un espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no lo desprecias Tú, oh, Dios” (v. 17)
En el principio del Salmo, David tenía el espíritu quebrantado, debido a la profunda consciencia de su culpa. Hemos visto en su oración que un espíritu contrito es una marca segura de un alma penitente en busca de gracia. En el curso del Salmo, sin embargo, el tono ha ido cambiando: va entrando en temas de gozo y alegría y da promesas y habla de valor y firmeza. Podría uno imaginarse por este cambio que es apropiado tener un corazón quebrantado cuando la gracia ha empezado su obra, pero no más tarde, cuando la gracia ya ha hecho su trabajo, pero no es éste el caso. Incluso durante la vida de gracia, desde el principio al final, la actitud que agrada a Dios especialmente es la que se expresa con la frase:”El corazón contrito y humillado”. Esta es una característica inconfundible y permanente de la vida de acción de gracias, de la cual el Espíritu del Señor quiere que tengamos experiencia:”Los sacrificios de Dios son un espíritu quebrantado”.
Esta afirmación nos enseña que el espíritu quebrantado será en el creyente una prueba de gracia. Dios puede olvidar el pecado, según su promesa; el creyente no lo olvida. El sentido de lo que significa ser un pecador no es superficial y transitorio. Es algo que no se borra tan fácilmente. ¡No! Porque la persona debería continuar dándose cuenta siempre de quién es y cuál es su deuda a la gracia, si es que ha de mantener y gozar la relación apropiada con Dios. Es como dijo el Señor al redimido pueblo de Israel: “Yo estableceré mi pacto contigo, y sabrás que yo soy Jehová; para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras boca, a causa de tu vergüenza; cuando yo te haya perdonado todo lo que hiciste, dice el Señor Jehová” Ezequiel 16.62-63.
No es sólo la ley y el sentimiento de culpa, sino especialmente el poder de la gracia y el amor que perdona, que serán los medios por los cuales el alma, a medida que transcurre el tiempo, se humilla más y más ante Dios. A veces, la prueba más gloriosa de la bondad de Dios abrumará al creyente y le hará permanecer contrito en la consciencia de su propia invalidez.
Este versículo nos enseña también el deleite que Dios tiene en esta actitud espiritual. Dios no se deleita en sacrificios, ni da valor de los mayores sacrificios externos que se le presentan. Su sacrificio es un espíritu quebrantado. Es en el interior de la persona, que Él mira. Es en espíritu y verdad que quiere que le adoren. El sacrificio que desea es un sacrificio vivo espiritual. Y si el que busca salvación, o ya ha hallado la gracia, siente que tiene tan poco que ofrecer al Señor de lo que ÉL desea y requiere razonablemente: amor, celo, entrega personal voluntaria, acción de gracias ferviente, en esta crisis presente, el versículo le ofrece un consuelo inmenso:”Al corazón contrito y humillado, no lo desprecias tú, oh Dos”.- Continúa…

No hay comentarios: