domingo, 19 de diciembre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 18 DE DICIEMBRE:
MEDITACIÓN DEL SAMO 51 por Andrew Murray

CAPÍTULO XXXI
Continuación….
Le recuerda que el Señor nunca encuentra tanto deleite en nada como en el sentimiento de pobreza y humillación que hace inclinar al alma. Esta actitud hace que el corazón pueda recibir y apreciar debidamente la maravillosa gracia de Dios. Enseña a dirigir la mirada más allá de uno mismo y buscarlo todo sólo en Dios y darle sólo gloria a Él. Hacia este creyente Dios se inclina con ternura inefable y deleite para cumplirle las innumerables promesas de su Palabra. Lee las grandes palabras de Isaías sobre este punto: Isaías 57.15; 66.1 “ 15Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados” “ 1Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo?”, y comprende que no hay lugar en todo el mundo en que el santo Dios, cuando desciende de su gloria, asiente su trono más satisfecho que en el espíritu contrito. Es por esto que El dedica tanta tarea al cultivo del corazón de sus hijos. Por medio de la ley y del sentimiento de culpa, por la experiencia del pecado y la invalidez, por las muchas adversidades y opresiones, por las operaciones del Espíritu y las revelaciones de la gracia –todo esto y mucho más- es usado por Él para prepararnos a que le ofrezcamos el sacrificio que siempre es de su agrado.
Este versículo nos enseña además a comprender por qué es precisamente en el corazón quebrantado y el espíritu contrito que se manifiesta principalmente la libertad y la alegría de la vida de la gracia. Esto parece ciertamente una contradicción. Es una contradicción para la naturaleza, pero no lo es para la gracia. Los pensamientos de Dios no son como nuestros pensamientos, y cuanto más nos apropiamos y aplicamos sus pensamientos y su Palabra por medio del Espíritu, tanto más experimentamos lo íntimamente que están unidas nuestra profunda miseria y la gracia de Dios, y que Su vida, sólo puede ser revelada en nuestra muerte, que Su poder sólo puede mostrarse en nuestra debilidad, Su consuelo en nuestra pena, Su ayuda en nuestra invalidez, Su socorro en nuestra opresión, y Su amor en nuestra contrición. Y también experimentamos que cuanto más morimos a nosotros mismos y nos entregamos a la disciplina de Su Espíritu, más consciencia tenemos del placer de Dios y de su proximidad a nuestro corazón.
Si te sientes inclinado a orar:”Ten piedad de mí, oh Dios,” no olvides que este versículo está íntimamente ligado con esto. Es una afirmación que indica ansiedad, pero es también una palabra de consuelo. En la confesión de pecado, en la prosecución de la santidad, en la consagración agradecida a alabar a Dios y darlo a conocer a otros, el valor de esta verdad se siente por todas partes: “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado”.- Continúa…

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