sábado, 29 de marzo de 2008

"PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS" G. de Ávila -Capítulo 1- Continuación

La segunda palabra: nuestro, es una condenación al egoísmo humano. Se ha dicho que en nuestro idioma, e imagino que sucede lo mismo en los demás idiomas, las palabras que más se usan son yo, mi y mío. El ser humano siempre se expresa en primera persona del singular.- Yo pienso, yo creo, yo opino, mi vida, mi derecho, mi casa, mi dinero, lo mío.- El refrán dice: "No me importa que la mar se seque si yo no tengo barcos". El axioma del egoísmo es: "Yo primero, yo después, y yo siempre". En el Padre Nuestro se nos enseña a orar no a mi padre, sino a nuestro padre.
Naturalmente, si es nuestro padre es también mi padre, pero se nos enseña nuestro y no mío, porque lo nuestro es mío, pero lo mío no es necesariamente nuestro.-
La obra conocida como The Interpreter´s Bible señala, que la expresión Padre nuestro es usada en el Antiguo Testamento no en oraciones, sino en describir la relación con Dios de la nación judía como pueblo, más bien que en el orden individual. Es un concepto comunitario no individualista.-
Otra implicación de la frase Padre nuestro pone de manifiesto la contradicción de los movimientos políticos que pretenden establecer la hermandad de los pueblos, independiente de la paternidad de los pueblos.-
Biológicamente es imposible la hermandad sin la paternidad. Los hombres no pueden ser hermanos a menos que tengan un padre en común. No puedo ver al otro hombre como mi hermano a menos que tengamos un mismo padre. El Padre Nuestro, ofrece la base para una verdadera hermandad entre los hombres.-
El Padre Nuestro porporciona el elemento más adecuado de cohesión social. Cuando supero mi egoísmo y no veo a Dios como mi padre, sino como nuestro padre, reconozco que Dios tiene otros hijos y que yo tengo hermanos. Cuando el otro hombre hace lo mismo, nos encontramos en un terreno común, donde la obra redentora del Salvador nos ha engrendrado hijos de Dios, y convertido en hermanos los unos de los otros.-
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Pasemos a la segunda de las tres ideas a que hicimos alusión al principio: "Que estás".
Al decir que estás, aceptamos la realidad de la existencia de Dios. Lo que está, tiene ubicación y lo ubicado existe. El problema de algunas personas es que para ellas Dios no es algo concreto, sino nebuloso, perdido en la bruma de la incertidumbre. Es una idea remota, indefinida, una especie de apéndice cultural. Un recuerdo imperfecto de la niñez que ha ido borrando la enfatuación de la tecnología y falsa intelectualidad modernas. La ausencia de certidumbre en la existencia de Dios hace a la oración inoperante. El autor de la epístola de los Hebreos nos dice que "es necesario que el que se acerca a Dios crea que existe".
La afirmación: que estás es un mentís a la incredulidad. Para Cristo, Dios era real. De ahí lo robusto de su personalidad, lo exuberante de su vida espiritual y lo formidable de su influencia sobre la humanidad. El Padre Nuestro no presenta a Dios como un elemento de especulación filosófica, una ilusión, un deseo, o una esperanza, sino como un ser personal real que puede ser buscado y encontrado por el hombre. Dios está y puede ser encontrado por todos los que le buscan en espíritu y en verdad.-
Continua el próximo día...

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