viernes, 18 de abril de 2008

"NO NOS METAS EN TENTACIÓN" G. de Ávila (Capítulo 7-Continuación)

Alexander Balmain, profesor de apologética, comenta esta parte de Padre Nuestro de la manera siguiente: "La oración está ciertamente en un tono diferente al de las Bienaventuranzas en el versículo diez, "bienaventurados los que padecen persecución...." Allí Jesús pone delante de los discípulos un temple heroico como el ideal. Pero aquí El no asume que los discípulos lo hayan alcanzado. La oración del Señor no es meramente para héroes, sino para los tímidos y los inexpertos- El maestro es considerado y concede tiempo para que se produzca el crecimiento a las alturas de heroismo en que se encontraba Santiago cuando escribió: "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas". En otra oarte de su artículo el Dr. Balmain cita la ampliación que otro autor hace la expresión, "y no nos metas en tentación". Citamos: "guíanos de modo que podamos estar seguros fuera del alcance del mal".-
Y no permitas que caigamos en tentación, o que seamos sometidos a prueba, es la confesión del corazón que reconoce su debilidad. Que está consciente de que vive en un mundo donde abunda la adversidad, el dolor, y la aflicción. Que está en una sociedad donde la inmoralidad ha llegado a todas las esferas de la vida: la familia, el gobierno, la administración de justicia, los negocios, la enseñanza, y hasta la religión. Para muchos la norma es lo equivocado. La presión para que se acepte este patrón de comportamiento es formidable. ¡Son tántos los que han caído, los que se han acomodado! Para tántos la tentación ha dejado de ser tal para convertirse en derrota, que el alma piadosa ora: no permitas que sucumba en la tentación.-
El orante sabe que si Dios no lo acompaña en un mundo cuyos valores han sufrido tal deterioro, se someterá a la demanda de la tentación. No permitas que caiga en tentación, es la confesión de desamparo del alma que reconoce la limitación de sus propias fuerzas, para enfrentarse sola al mundo. Pero es también una confesión de fe. Es el reconocimiento de que Dios puede hacer al hombre victorioso en un mundo donde las oportunidades para hacer el mal son tántas y el estímulo para el bien es tan débil.-
No permitas que caiga en tentación es la proclamación de dos elementos básicos en la oración cristiana: la impotencia del hombre y la omnipotencia de Dios. Cuando la Biblia habla de las limitaciones humanas, de la debilidad del hombre frente al dolor o la adversidad, o de su inclinación al mal, no lo hace para acorralarlo, frustrarlo, o para ensañarse en él, sino para dirigir su atención a las posibilidades de Dios, a los recursos que el Señor pone a su disposición. El apóstol Pablo habla de su experiencia de esta verdad con las siguientes palabras: "No que seamos suficientes de nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia es de Dios".-
"Líbranos del mal" es orar que la adversidad no nos dañe. Se ha dicho que el espíritu del hombre se forja en la adversidad, pero toda aflicción o situación de sufrimiento, aunque en su último análisis pueda producir el bien y la virtud, entraña siempre el peligro de la amargura, la frustración y la deformación de carácter. No todas las personas tienen la misma capacidad psicológica o espiritual para responder a las situaciones de presión. Es esta posibilidad de fracaso a la que quizá Cristo anticipa en la oración que enseña a sus discípulos.-
Continúa el próximo día...

1 comentario:

VICTORIA dijo...

"No permitas que sucumba a la tentación" es realmente mi oración personal. La realidad es que pensar que Dios nos pueda meter en tentación es lo más contrapuesto a lo que el resto de la Palabra de Dios nos manifiesta de su carácter y buena voluntad hacia el hombre. Por eso "no nos metas en tentación"
tenía que tener otro sentido que lo que las propias palabras ahí indican. Así es,que no nos veamos en situación insoportable a nuestras fuerzas en el momento de nuestra petición a fín de no pecar.- ¡Qué misericordia la del Padre! Él escucha nuestros ruegos y sabe nuestros límites y nos atiende. ¡Bendito sea Su Noombre!