viernes, 5 de septiembre de 2008

EL PERDÓN DE LOS PECADOS -Rosenius (5ª Parte)

EL PERDÓN RECIBIDO:
La Biblia dice: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1ª Juan 1.9) ¿En qué consiste esta confesión? Podemos aprender del Salmo 32: 3-5:
"Cuando no declaré mi pecado, mi cuerpo se debilitó con mi gemido todo el día.
De día y noche tu mano pesó sobre mí, mi fortaleza se secó como por el calor
del verano.
Te confesé mi pecado, y no escondí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor, y tú perdonaste la maldad de mi
pecado.
Prestemos atención a lo que dijo David: "No declaré mi pecado" Te preguntarás: -¿No sabía Dios cuál era el pecado de David?- Claro que sí. Él sabe todo sobre nosotros, incluso nuestros pensamientos más íntimos. Lo que las palabras de David nos muestran es que él, caminó con sus pecados, llevó la carga o enfermedad del pecado lejos de Dios.-
El mundo está lleno de gente que "esconde" sus pecados o que "no ha declarado" sus pecados ante Dios. Esta gente está espiritualmente muerta. Por lo tanto, la palabra confesar significa arrepentirse, reconocer el pecado como una maldición peligrosa y buscar la gracia y el perdón por medio de Jesucristo. Debemos hacer esto para poder recibir el perdón obtenido.-
Veamos un ejemplo conocido: La parábola del hijo pródigo (Lucas 15.11-32) Jesús nos contó este ejemplo para darnos una clara ilustración.-
Cuando el hijo decidió regresar a la casa dijo:"Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra . Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros" De estas palabras podemos aprender algo acerca de la correcta confesión y del verdadero arrepentimiento. El hijo perdido no mencionó ningún pecado en particular, simplemente dijo: "He pecado contra el cielo y contra ti" No dijo que es indigno por este o aquel pecado, sino que dijo: "YO" -mi persona- "ya no soy digno de ser llamado tu hijo".
¿Qué podemos aprender de esto? Que no hay verdadero arrepentimiento cuando uno confiesa a Dios sólo un pecado particular. La correcta confesión de los pecados ve condenación e indignidad en todo. Uno no es condenado por algunas cosas y halagado por otras.-
Además, el hijo pródigo no permaneció donde estaba, sino que efectivamente comenzó el viaje de regreso a la casa del padre. Esto nos muestra que nuestra confesión de pecados es falsa si nos quedamos en la misma situación lejos de Dios, entregados al mundo infiel y practicando el pecado. Si nuestro arrepentimiento es verdadero debemos dejar la maldad en la que estamos viviendo y regresar a Dios.-
Notemos, sin embargo, que cuando el hijo perdido dijo: "Hazme como a uno de tus jornaleros" no sólo mostró su sincera humildad, sino también su descreimiento: No creyó que por pura gracia recobraría su condición de hiijo. Pensó que debía empezar como jornalero y esforzarse hasta conseguir su reafiliación. Esto ocurre a menudo con aquellos que están buscando reconciliarse con Dios. Pero el padre no presta atención al pedido equivocado del hijo. Jesús dice: " Y cuando ( el hijo) aún estaba lejos (sin haber orado, llorado ni una lágrima en la presencia de su padre, ni prestado servicio alguno), lo vio su padre, y fué movido a misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello, y le besó".-
Continuará...

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