¡Siente que se le va a salir el corazón del pecho, por la impaciencia!
Por más que un cristiano tenga muchos bienes y alegrías en este mundo, no tiene que entregarse al placer, sino que debe ser prudente, para no permitir que su vientre o el dinero se conviertan en ídolos que lo aparten del Dios verdadero. Para ello necesita paciencia. Por más que tenga destacados y brillantes dones espirituales, no tiene que caer en la vanagloria y el orgullo. Para eso necesita paciencia. Por más que sea un querido hijo de Dios, muchas veces no recibirá lo que pide a su Padre celestial ni en el momento ni de la manera que espera. Debe ser paciente.-
¡Cuánta perseverancia y paciencia necesitamos los cristianos!
Por eso dice la palabra de Dios:"Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas" (Lucas 21.19). "Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará" (Hebreos 10.37). "Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman" (Santiago 1.12)
Recordemos a los mártires, algunos fueron atados a un poste, para ser quemados vivos. No se rebelaron contra la gran prueba de su fe, sino que levantando sus ojos al cielo, veían el futuro glorioso que les esperaba, el hogar celestial, y en lugar de sentirse desdichados, se alegraban en medio de la angustia. "Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él, sufrió la cruz, menospreciando el agravio, y se sentó a la diestra del poder de Dios"- (Hebreos 12.1-2)
"Si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados" (Romanos 8.17).
Estos son los fundamentos de nuestra paciencia.-
La paciencia nace de la fe, y tiene que ser sustentada y animada con la esperanza.
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