viernes, 5 de noviembre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 5 DE NOVIEMBRE:
MEDITACIÓN DEL SALMO 51 por Andrew Murray
CAPÍTULO XIV
Continuación…
Sí, sabrás que eres puro. No que tu corazón sea tan santo que no puedes volver a cometer más pecado, pero tan puro por la sangre de Jesús, que el pecado no te es imputado y ya no te sientes más cargado por él. Y estás tan purificado por el Espíritu que te ha sido comunicado por la sangre, que tienes un corazón limpio en el cual la ley de Dios está escrita y en la cual vives. Así habló Jesús a sus discípulos: ”El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros estáis limpios” Juan 13.10
Que esta oración de David pase a ser tuya: “Purifícame y seré limpio”. Y con mayor fervor, con los ojos puestos en Jesús, digas: ”Purifícame” más poderosamente el Espíritu de Dios te aplicará la segunda frase: “Y serás limpio”.
CAPÍTULO XV
“Lávame, y quedaré más blanco que la nieve” (v. 7b)
La oración para ser limpiado que hemos visto en el versículo 2, vuelve a ser pronunciada, pero esta vez hay añadida una explicación de mucha importancia. David dice al Señor que cree que el maravilloso poder de este lavamiento será: “Lávame, y quedaré más blanco que la nieve”. Muchos oran pidiendo gracia y perdón, pero no saben qué respuesta recibirán. No creen que la oración pueda ser oída tan gloriosamente y que puedan acercarse a Dios con la bendita certeza de ser hechos más blancos que la nieve.
A fin de entender bien esta oración, hemos de observar, ante todo, que la frase “más blanco que la nieve” no se refiere a la renovación interna y purificación del corazón. David no dice que cuando sea lavado será perfecto y no pecará más. Uno que ha sido lavado puede caer otra vez en el fango y ensuciarse. La gracia da pureza interior; solo que no viene al momento y de modo perfecto, sino gradualmente, paso a paso. David habló de esta última forma de pureza cuando pide un corazón limpio. Pero de lo que habla aquí es de la completa libertad de la culpa que recibe todo aquel cuyos pecados son perdonados. Cuando Dios perdona pecados los olvida al momento y de modo total; y en este momento, cuando Dios perdona los pecados, el alma es en sus ojos y según su Santa ley, sin mancha y enteramente limpia. Como el Señor Jesús dijo a Pedro: “El que está lavado…está todo limpio” Juan 13.10 ¡Sí!, “más blanco que la nieve”.
“Lávame, y quedaré más blanco que la nieve” Ojalá que todos orásemos estas palabras haciéndolas nuestras. Los argumentos que deberían impulsarte a dar este paso son fuertes e importantes. Nada menos que esto puede guardarte. Puedes pensar que la oración de David es demasiado elevada. “No me atrevo a pedir o esperar tanto. Me contentaré con menos”. Amigo, no puedes satisfacerte con menos; con menos que esto estarías perdido.- Continúa…

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