jueves, 11 de noviembre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 10 DE NOVIEMBRE:
MEDITACIÓN DEL SALMO 51 por Andrew Murray
CAPÍTULO XVII
“Oculta tu rostro de mis pecados” (v. 9a)
Aquí tenemos una nueva expresión de lo que David desea que la gracia de Dios haga para él. Espera que Dios oculte el rostro de sus pecados para que no los vea más. Este fue también un objetivo de su oración: “Ten piedad de mí, oh Dios” Esta bendición está en completo acuerdo con lo que la Palabra de Dios nos enseña. En tanto que nuestros pecados no son perdonados se encuentran delante del rostro de Dios acusándonos. Dios ve en ellos la gravedad de la transgresión de la ley, y despiertan en Él su ira. Se dice en otro Salmo: “Pusiste nuestras culpas delante de ti, nuestras faltas ocultas, a la luz de tu mirada” Salmo 90.8, y otra vez: “Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dice el Señor Jehová” Jeremías 2.22 Es una experiencia amarga para su alma ansiosa, ya que esta idea ha pasado a ser para David una terrible realidad. Siento no sólo lo que ha confesado “Mi pecado está siempre delante de mí” (vers. 3), sino lo que era más terrible, que su pecado estaba siempre delante de Dios (vers. 4). Veía sus pecados delante de sí, y estaba aterrorizado, pero también se daba cuenta de que Dios los veía. Cada pecado que había cometido estaba delante de Dios. Que Dios permita que este sentimiento sea el de cada persona, para que puedan entender la gloria de la oración de David. Cada pecado, una vez cometido, va a aumentar el número de acusadores delante de Dios; ya no está en tu poder, no puedes cancelarlo, ni con arrepentimiento, ni lágrimas ni nuevas promesas de obediencia puedan cubrirlo. Sólo un acto de Dios, en su maravillosa gracia, puede darte la certidumbre bendita de que ya no se halla delante del rostro de Dios.
¿Y en qué consiste este acto de Dios? David lo describe en el versículo:”Oculta tu rostro de mis pecados”. El ocultar el rostro de algo significa no verlo; y la oración de David está de acuerdo con lo que se dice en otras partes, por ejemplo: “No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel” Números 23.21. Así mismo Ezequías ora; “Más tú tuviste a bien librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados” Isaías 3.17. El profeta Miqueas dice: “Él volverá a tener compasión de nosotros; hollará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” Miqueas 7.19 Así mismo, el Señor dijo al profeta Jeremías: “En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá no se hallarán; porque perdonaré a los que yo haya dejado como remanente” Jeremías 50.20. Estas palabras de la Escritura nos ayudan a entender lo que es el perdón de Dios. Él echa nuestros pecados hacia atrás; los lanza a la profundidad del mar, de modo que no puedan ser hallados; vuelve la cara de ellos y ya no los ve más.
Esto es la bienaventuranza: saber que nuestros pecados son perdonados. Cristo los ha cancelado. Nuestros pecados ya no pueden acusarnos. El rostro de Dios ha sido vuelto de ellos y nos mira a nosotros favorablemente. Dios ya no nos mira con ira, sino con misericordia. Esto no es otra cosa que lo que el Nuevo Testamento llama justificación.- Continúa…

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