sábado, 13 de noviembre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 13 DE NOVIEMBRE:
MEDITACIÓN DEL SALMO 51 por Andrew Murray
CAPÍTULO XVIII
Continuación…
Pregunto si en la presencia de Dios, el que escudriña los corazones, puedes decir que te conoce (Él tiene un libro en el que están escritos los nombres de todos los que le buscan) como uno de los que realmente buscan el perdón. ¿Puede Dios testificar que tienes hambre y sed del perdón? ¿Puedes decir que cada día estás buscando y esforzándote por esta gracia como algo indispensable? Has abandonado el pecado y renunciado al mundo para obtener este perdón? ¿Estás ahora orando con fervor, incluso en horas excepcionales (porque el verdadero buscador no tiene que limitarse a unas horas fijas), presentándote delante de Dios, requiriéndole el perdón, como una bendición que tiene que darte? ¿Estás realmente buscando en la casa de oración, en la Palabra de Dios, y en la oración en tu propia cámara, el perdón que deseas y por el cual estás dispuesto a considerar todo lo demás como una pérdida? Vale la pena buscarlo así. Dios desea que se busque así: y sólo el que lo hace ha de obtenerlo.
¿Le buscas realmente así?
Tengo todavía otra pregunta. Si no has estado buscando que sean borradas tus maldades hasta ahora, o si sólo has empezado a buscarlo, esta pregunta no te afecta. Pero si dices que lo has estado buscando entonces te pregunto: “¿Lo has encontrado?” ¿Son perdonados tus pecados? ¿Sabes que, con la misma seguridad con que la culpa del pecado estaba sobre ti, estás ahora limpio delante de los ojos de Dios, porque Él ha borrado tus iniquidades? Ya sé que muchos se retraen de estas preguntas, pero hay buenas razones para preguntarlas. Cuando David había pedido misericordia, no se contentó con ideas indefinidas sobre la bondad de Dios. Sabía lo que Dios en su bondad, deseaba hacer por él. Ruega que sean borradas sus iniquidades con la expectativa de obtener respuesta a la oración y en la esperanza de que entonces, el gozo y el poder de la nueva vida serán su parte, tal como canta más adelante en otros Salmos, por ejemplo el Salmo 103:”Bendice alma mía a Jehová… Él es quien perdona todas tus iniquidades” Por tanto, te pregunto si tus iniquidades han sido borradas. Si no es así, no estás en el lugar en que debes estar. No tienes parte en la salvación de Dios. Por tanto te ruego:”Apresúrate a presentarte ante Dios” o permanecerás alejado de Él. Ora, cree. Esta bendición puede y debe ser encontrada. Esta bendición es también para ti: tu pecado puede ser eliminado. Que tu alma entera se proponga este objetivo: que tus pecados sean borrados. Sin esta bendición no hay salvación. Sólo Dios puede darla. Dios desea darla. Dios te la dará. Él lo hará por ti. Él quitará todos tus pecados. Sólo que le dejes oír esta oración desde el fondo de tu corazón: “Borra todas mis maldades”. Mira a Cristo en fe. El Hijo de Dios salva a los pecadores. El que cree en Él no será avergonzado.-

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