martes, 30 de noviembre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 30 DE NOVIEMBRE:
CAPÍTULO XXV

Continuación…
Que el temor y el desagrado que sientes te convenzan de que no tienes tanta gracia como Dios está dispuesto a darte. Dios desea bendecir a cada alma hasta el punto en que su boca hable porque tiene el corazón lleno a rebosar, y por ello no puede permanecer en silencio.
El amor de Jesús a las almas las constriñe a hablar. Ve, pues, a Dios otra vez, con más fervor, y ora pidiendo todo el gozo por el perdón de los pecados y el pleno revestimiento del Espíritu; entonces tú también enseñarás a los transgresores los caminos de Dios. Pon este deber delante de ti. Esto es lo que Dios desea de todos aquellos a quienes ha enriquecido con su gracia. Este servicio, la gracia te permitirá rendirlo. Es así que descubrirás el verdadero gozo y el pleno poder de la gracia.
Quizá preguntarás cuándo y dónde, a quién y cómo vas a enseñar a otros los caminos de Dios. Todo esto te lo hará saber el Señor mismo. El poder compulsivo del mismo amor te lo hará saber. El amor busca y crea oportunidades. Estás echado en una cama enfermo. Pues bien, tienes incluso aquí grandes oportunidades para enseñar a otros. El mundo está lleno de transgresores, y el corazón de Jesús está lleno de amor. Si has saboreado realmente su amor, debes admitir que no puede haber obra más gloriosas que la de mensajero y siervo de este amor para redimir las almas de los que se enfrentan con la perdición. Y si, además de esto, sabes que esta gracia que te ha devuelto a ti la vida de entre los muertos, es capaz de abrir tu boca y, por tanto, dar el maravilloso mensaje a otros, esto también contribuirá a este valioso fin.
Recuerda que todo aquel que ha sido dotado con la gracia, es llamado a la obra de enseñar los caminos de Dios a los transgresores y recibirá fuerza para hacerlo con un corazón alegre y gozoso.-



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