miércoles, 1 de diciembre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 1 DE DICIEMBRE:
MEDITACIÓN DEL SALMO 51 por Andrew Murray
CAPÍTULO XXVI
“Y los pecadores se convertirán a ti” (v. 13b)

Hemos visto que David había pecado profundamente y todavía sentía su caída de modo vivo. Si alguien tenía motivos para estar avergonzado, desconfiar de sí mismo, ¡y permanecer callado!, era sin duda David. Si había alguien que tuviera razones para decir que no sabía en qué clase de dificultades se metería, éste era David. Si había alguno que tenía motivos para decir que no tenía derecho a hablar a causa de la infidelidad y reproche que había acarreado sobre sí; que nadie tenía obligación de escucharle porque su pecado había quitado la fuerza a sus palabras, éste era David. Cuán exaltado había estado en otros tiempos y cuán bajo había caído ahora. Sin embargo, en este Salmo, David está en contacto con Dios y Su gracia; en su oración ya considera por anticipado la gloria de la gracia de Dios. Siente que la gracia de Dios es más poderosa que su pecado y que como gracia, puede quitar su pecado de delante de Dios, y por tanto hacer que su pecado no le impida el acceso a los hombres. Siente que Dios por Su gracia le ha redimido, a él, el principal de los pecadores, y le ha mostrado Su gran bondad. Estaba preparado para ser utilizado como bendición para otros.
Por tanto, no sólo promete:”Enseñaré a los transgresores tus caminos” sino que cree también que Dios bendecirá su obra: “Los pecadores se convertirán a ti” Confía en la gracia para otros, incluso para sí mismo. La gracia que le ha bendecido le hará una bendición para otros. “Enseñaré a los transgresores tus caminos; y los pecadores se convertirán a ti”.
La confianza de que habrá bendición en nuestra obra se concibe fácilmente que nos da un gran poder. ¡Con qué espíritu y placer puede uno trabajar si tiene segura perspectiva de que Dios dará cosecha! Y la gran pregunta debe ser: ¿Cómo podemos crear y mantener esta confianza? Consideremos cuidadosamente los fundamentos en que descansa.
Recuerda ante todo, que la conversión ocurre con el uso de medios: “Enseñaré a los transgresores… los pecadores se convertirán a ti” No basta con lamentar el que haya tantas personas que no creen en el mundo. No basta con orar por la conversión de los pecadores. Es necesario algo más. Se les debe enseñar. Y esta enseñanza no puede ser proporcionada simplemente el domingo, o encargada a los predicadores del evangelio; cada creyente debe dentro de su círculo ejecutar la tarea prometida en el versículo 13. Después de la oración:”Ten piedad de mí” sigue la promesa: “Enseñaré” Dios es fiel al concedernos la conversión. ¡Qué maravilloso cambio tendría lugar en la congregación si con toda sabiduría y perseverancia, unánime y continuamente, cada creyente fuera un testigo de Dios!”. El testimonio fiel nos daría ánimo para esperar que los pecadores se convirtieran a Dios.- Continúa…

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