jueves, 2 de diciembre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 2 DE DICIEMBRE:
MEDITACIÓN DEL SALMO 51 por Andrew Murray
CAPÍTULO XXVI
Continuación…
Observa, además, en qué espíritu deben ser usados estos medios. David dice que, habiendo sido perdonado, habiendo recibido perdón y gozo va a enseñar a los transgresores. Esta es su preocupación principal. ¡Oh, cuántos predicadores, maestros de Escuela Dominical, ancianos y hermanos en general hay cuya enseñanza carece de poder y que nunca ven el cumplimiento de la esperanza que habrá pecadores convertidos! No es que no sean celosos o que no enseñen la verdad, pero no hablan en la viva experiencia de esta gracia. Enseñan en el poder de un conocimiento de las verdades de las Escrituras o en el poder en una experiencia espiritual previa. Pero no basta con esto. Si tienes el deseo de ver la enseñanza y conversión de pecadores, debe haber en ti una experiencia viva y efectiva de la gracia de Dios. Debes tener gozo en que tu culpa haya sido borrada y en el tierno cuidado de Jesucristo. Debe hacerse evidente una progresiva santificación en tu vida, mediante la purificación de tu corazón y la renovación de tu espíritu de firmeza. Con la oración:”No retires de mí tu Santo Espíritu”, tu ser entero debe ser tal que en él viva Jesús. Con la sincera petición:”Y en el espíritu de nobleza afiánzame”, el propósito debe ser renovado continuamente de que:”Enseñaré a los transgresores tus caminos”.
Esto por lo menos es por lo que debes orar y en ello debes esforzarte. Cuando en el espíritu del Salmo dices:”Entonces enseñaré”, puedes añadir: “Y los pecadores se convertirán a ti”. Si tu enseñanza a los otros es el fruto de la gracia que te reviste, no puede quedar sin bendición. Anda diariamente en la compañía de Jesús y busca ser ungido por su Santo Espíritu, y “los pecadores serán convertidos”.
Observa especialmente que esta confianza debe ser alimentada y expresada en la oración. David no confiaba en sí mismo ni en su poder; fue cuando miraba a Dios en oración que pronunció estas gloriosas palabras de fe. Y verdaderamente no es cosa ligera para un suplicante expresar esta confianza en relación con su obra. Con todo, si quieren pronunciar las palabras de David, puedes hacerlo. Si sigues en oración pidiendo gracia de modo repetido y continuo, y te entregas al servicio del Señor pensando en este Dios que te ha mostrado lo efectivo de Su gracia, esta esperanza es accesible. “Enseñaré…. Y los pecadores se convertirán”. Y si al principio no consigues poner en uso estas palabras de fe plena, repítelas, expresa la esperanza otra vez de rodillas a Aquél que está sentado en el Trono de la gracia. Solo que debes empezar por el principio: “Ten piedad de mi, oh Dios” y asciende la maravillosa escalera de la oración en los varios peldaños de la vida espiritual. Asegúrate de cada estadio en tu corazón hasta que puedas llegar a éste: “Enseñaré a los transgresores” El espíritu de oración, que te ha enseñado a usar todas las otras peticiones, no cortará Su obra en este punto. Te permitirá con creciente confianza que:”Los pecadores se convertirán a Dios” Y de la misma manera que la oración y el conflicto fueron el poder que condujo a David a hacer esta afirmación, también el Espíritu te guiará a decir: “Los pecadores se convertirán; enseñaré a los transgresores” y después por Su gracia: “los pecadores se convertirán a ti”.-

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