viernes, 19 de noviembre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 19 DE NOVIEMBRE:
MEDITACIÓN DEL SALMO 51 por Andrew Murray
CAPÍTULO XXI
Continuación…
La verdadera religión consiste en esto, en que el alma encuentra su mayor felicidad en la comunión personal con Dios. La gracia te dará una comunión bendita e ininterrumpida con Dios. De aquí que se nos enseña en esta petición de gracia que debemos pedir esta bendición y esforzarnos por obtenerla. Cada día, y todo el día, debes esforzarte por andar a la luz de la presencia de Dios. Si deseas saber cómo puede uno llegar al punto de vivir de modo que pueda gozar de esta bendición, este Salmo te da la respuesta.
En primer lugar, anda con un sentimiento del perdón de los pecados. Afírmate en la gracia que ha borrado tu culpa. Trae cada nuevo pecado, cada día, a la sangre de Jesús, para que pueda ser lavado. Busca vivir cada día en la convicción de la gracia que te permite verte en la justicia de Jesús, como “más blanco que la nieve”. Mira al Dios santo, quien por amor de Jesús te declaró justo y te ama. Sin esto te será un conflicto serio, o peor aún, te será imposible el andar a la luz de la presencia de Dios. Permanece firme en la fe de que Dios es tu Dios y tu Padre. Sólo por medio de esta fe podrás continuar gozando de la luz y el amor de Dios.
En segundo lugar, esfuérzate con tesón por la pureza y la santidad de corazón. Deja que el ardor de tu alma cauterice toda impureza interior y pecado. Sé cuidadoso vigilando la disposición tuya impura. Recuerda que debes aborrecerla, como Dios la aborrece. Enardécete ante la idea de que eres redimido para ser santo, como Dios es santo; y que sea tu ferviente y sincera oración: “¡Un corazón limpio, oh Dios, un corazón limpio!” Sabiendo que la obra de la nueva creación no se completa al instante, pide a Dios que la cumpla en ti. Un alma redimida que está contenta con lo que tiene, que no desea ardientemente se santo, no puede andar a la luz de la presencia de Dios. Sus ideas mundanas, su disposición descuidada y carnal, son una nube que le separa de Dios.
En tercer lugar, para andar en la presencia de Dios es necesario un espíritu firme. Tiene que haber no un deseo flácido o medio muerto de tener la bendición, sino una resolución firme y un propósito del corazón, y la decisión de una voluntad fuerte. Sí, mientras estés unido al perdón y al deseo ardiente de pureza del corazón, decide en la fuerza de Dios no descansar hasta que hayas experimentado la bendición de permanecer siempre en el gozo de la secreta presencia de Dios. Empieza cada mañana con un propósito firme y séllalo con una oración de fe, que Dios te proteja de todo aquello que te podría echar de Su presencia. Experimentarás que Dios oirá tu oración: “No me eches de delante de ti” Y en esta bendita experiencia podrás decir con gozo: “¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado a los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti delante de los hijos de los hombres! En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre… Bendito sea Jehová, porque ha hecho admirable su misericordia para conmigo…” Salmo 31.19-21

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