sábado, 27 de noviembre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 27 DE NOVIEMBRE:
MEDITACIÓN DEL SALMO 51 por Andrew Murray
CAPÍTULO XXIV
Continuación…
Están persuadidos que la confesión pública de la gracia de Dios y la proclamación de su bondad a los otros son obras que deben al Señor en gratitud, como lo mejor que pueden ofrecer. Pero, consideran que no están a la altura de su deber, y continúan yaciendo impotentes en su flaqueza e infidelidad, llenos de autoacusaciones y reproches. No se dan cuenta que la gracia no sólo empieza la obra de la redención, sino que la termina; que con la misma certeza que cuando pidieron perdón, pueden esperar que ahora Dios les ponga en la posición en que pueden cumplir sus promesas de acción de gracias. En esta confianza es, sin duda, que David ora:”Ten piedad de mi… Y en espíritu de nobleza afiánzame” o “Y el espíritu libre me sostenga”.
“Un espíritu libre” –la frase sugiere puntos importantes- “Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” 2ª Corintios 3.17. Libertad de toda servidumbre, de toda opresión, libertad especialmente del temor y la duda que más que nada debilitan el alma. Es sólo en la vida del Espíritu y en la entrega del corazón para ser llenado por el Espíritu de Dios que puede ser hallada la libertad duradera. Siempre es la libertad ante Dios que nos hace libres, incluso en relación con el hombre. Y para esta confianza delante de Dios es indispensable que volvamos a Él a menudo, tengamos comunión con Él, y seamos conscientes de mantener una entrega sin reservas a su voluntad y servicio. El que ha asegurado así su corazón ante Dios, nunca necesitará temer nada del hombre.
La consciencia clara ininterrumpida de la amistad con Dios, alimentada de modo escondido, la íntima comunión con Él, harán libre al alma del demonio y miedo del hombre, y la pondrán en la posición de testificar y alabar a Dios.
Creyente, ora por posee el espíritu libre o de nobleza. La gracia sin duda te lo dará. Puedes estorbar la gracia en su obra si permaneces sin esta bendición. Te contentas con la mitad de lo que la gracia de Dios está preparada para darte. Defraudas a la gracia del honor que se merece si continúas satisfecho sin este don. El andar con un espíritu de nobleza a la vista del mundo, y libre de pecado, como uno de los redimidos de Dios y como hijo del Rey celestial, es tu derecho y privilegio y una herencia de Dios.
Vive la vida de gracia; recibe las bendiciones de la redención como te son presentadas en los versículos de este Salmo. Que el gozo de la salvación de Dios te llene, y como respuesta a tu oración, este espíritu libre pasará a ser también tu acariciada posesión. Si no lo tienes todavía que tu fe se ensanche hasta alcanzarlo. Ejércete en la sincera y fervorosa oración:”Afiánzame en espíritu de nobleza. De las riquezas de la gracia de Dios lo recibirás”.-

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