jueves, 9 de diciembre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 9 DE DICIEMBRE:
MEDITACIÓN DEL SALMO 51 por Andrew Murray
CAPÍTULO XXVII
Continuación…
El puede hacernos entender el pleno significado de las gloriosas palabras del Nuevo Testamento:”Y sabemos que él se manifestó para quitar nuestros pecados” a fin de que “no tengamos ya ninguna conciencia de pecado” 1ª Juan 3.5; Hebreos 10.2 Por medio del Espíritu Santo, Dios nos hace conocer la redención del Señor Jesús tan plenamente que en ella tenemos la respuesta plena a la petición “Líbrame de la sangre derramada, oh Dios, Dios de mi salvación”. Y entonces el gozo de esta liberación completa se vuelve un impulso perentorio de cantar su justicia. Amigo, si tú no sabes si puedes celebrar la alabanza de Dios, ven y experimenta esta bendición. Por medio del Espíritu Santo deja que la gloria de la liberación de Dios se haga un asunto de conocimiento vivo en tu corazón. Tu boca se abrirá espontáneamente para celebrar la alabanza de Dios.
Esta idea se encuentra en el mismo nombre con el que David designa a Dios: “Oh Dios, Dios de mi salvación” Es a causa de que Dios es el Dios de mi salvación que siento el impulso gozoso de alabarle. La relación personal o comunión entre Dios y el hombre, la divina seguridad y experiencia de la misma son indispensables a este fin. Son suficientes para estimularle a dar a conocer a Dios. Y si alguien desea saber cómo puede llamar a Dios por este nombre, que lo aprenda de David. En el principio del Salmo no se atrevía a añadir “mío” al nombrar a Dios. Lo ha nombrado varias veces “Dios” pero no “mi Dios”. No lo hace hasta este momento. Bajo el poder continuo de la oración, sin embargo, así como la constante súplica de gracia, su fe se ha fortalecido y el Espíritu de Dios le ha dado ánimo para acercase a Dios: “Dios de mi salvación”. Lo mismo será para ti. Si con motivo de cada pecado, viejo o nuevo, te postras ante Él, pidiendo la plena experiencia de su gracia –perdón, renovación y redención completa- se te dará ánimo para decir en la mitad de la oración, con la libertad espiritual de la fe:
“Dios de mi salvación”. Ojalá que muchos que están buscando la seguridad de la fe llegaran a entender bien este hecho. No es un asunto para argumentación, sino para ser aprendido por medio de la oración. El que quiera saber si puede decirle a Dios:”Tú eres mi Dios, el Dios de mi salvación”, debe obtener el privilegio por medio de la oración.
Cuando uno ya ha aprendido a usar este lenguaje de la fe hacia Dios, no es tan difícil usarlo al hablar con los hombres. Es imposible usar un modo doble de hablar, tal como el de sentirse libre delante de Dios y de vacilar delante de los hombres. Tal como hablamos a Dios en secreto debemos confesarle en público. Y el tema principal y la principal característica del anuncio de las buenas nuevas a otros, así como su especial poder, es la confesión”Él es el Dios de mi salvación” Lo que ha hecho por mí puede hacerlo por ti. Como testigo hablo por experiencia. Lo que dice la Palabra, lo confirmo con el certificado de mi conocimiento personal: el Dios que me ha redimido a mí te redimirá también a ti.-

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