miércoles, 22 de diciembre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 22 DE DICIEMBRE:
MEDITACIÓN DEL SALMO 51 por Andrew Murray
CAPÍTULO XXXIII
Continuación…
Pero, David ahora entiende por el mismo Espíritu que le había manifestado la sabiduría escondida de la porción previa de este Salmo que, una vez Sión fuera visitado de nuevo por Dios, y Dios le manifestara benevolencia, tendría de nuevo deleite en los sacrificios de justicia.
Aquí se nos enseñan lecciones muy importantes. Vemos, ante todo, que el valor de nuestra religiosidad depende totalmente de nuestra relación con Dios. El mismo Salmo que dice:”No quieres sacrificio” dice más adelante: “Entonces te agradarán los sacrificios de justicia”. En el intervalo que separa estas dos afirmaciones ha tenido lugar un cambio transcendental. El pecado ha sido expiado, la benevolencia de Dios descansa ahora sobre Sión, y los sacrificios le son aceptables a Dios. Dios puede ahora tener placer en ellos, porque los sacrificios ya no son traídos para expiar la injusticia o para satisfacción propia del que los ofrece, sino como símbolo de la consagración y acción de gracias de las personas justificadas. Esto nos enseña algo de la mayor importancia en nuestra comunión con Dios; es decir, que el valor de todas nuestras obras se define por nuestra relación con Dios. Si no estamos reconciliados con Dios, si no hemos recibido todavía la expiación y perdón de los pecados en Jesucristo, entonces nuestras mejores obras no pueden agradar a Dios. Si por otra parte, hemos pasado a ser hijos de Dios, y nuestras relaciones con Él son como deben ser, entonces se deleita en nuestro servicio y nuestras obras, y estas le son agradables. De aquí que David diga: “No quieres sacrificio”, pero luego: “Te agradarán los sacrificios de justicia”; tal como en las palabras de Pablo, leemos primero: “no por obras”, pero luego claramente:”creados en Cristo Jesús para buenas obras” Efesios 2.9-10 –“9no por obras, para que nadie se gloríe. 10Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”-. Las mismas obras que antes de la fe eran rechazadas, después de la fe y a causa de ella, son servicio aceptable a Dios.
Así que aprendemos, además que en toda nuestra actividad religiosa, la gran pregunta debe ser si el Señor se agrada en ello, o si nuestras obras son aceptables para Él. El que Caín presentara un sacrificio no le sirvió de mucho: Dios no miró favorablemente su sacrificio. Importa poco que seamos sinceros y celosos en religión. Lo que cuenta es si Él se deleita en nosotros y en nuestros sacrificios.
No es cuanto oramos y lo que hacemos lo que nos va a traer bendición, sino el hecho de que Dios acepte nuestra oración y nuestro obrar y envíe su respuesta.- Continúa…

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