lunes, 13 de diciembre de 2010

MEDITACIÓN SALMO 51 -A. Murray

MEDITACIONES DIARIAS 12 DE DICIEMBRE:
MEDITACIÓN DEL SALMO 51 por Andrew Murray
CAPÍTULO XXIX
“Señor, abre mis labios, y publicará mi boca tu alabanza” (v. 15)
Se repite de nuevo la promesa de celebrar la alabanza de Dios, precedida, sin embargo, por la oración de gracia que le dará fuerza para el cumplimiento de la promesa. Ya hemos visto que el que tiene la plena y viva experiencia de la salvación de Dios, alabará a Dios, mientras que este tributo sería una imposibilidad sin la experiencia. Vemos, además aquí que es también un don que debemos pedir de Dios en oración. Y que será obtenido sin duda.
Esta petición nos recuerda la resistencia e inhabilidad del hombre a hablar de Dios y a dar testimonio de su gracia. La experiencia de casi cada creyente puede servir de confirmación a esta verdad. Cuántas cosas hay que nos hacen permanecer en silencio, aunque uno goce de la gracia de Dios y desee ávidamente trabajar por Él. Hubo un tiempo, por ejemplo, en que el temor de los otros, le hace a uno vacilar por no verse burlado y despreciado. Otras veces fue la falta de fe, que daba lugar a un sentimiento de inadecuación o le recordaba que con frecuencia los mayores esfuerzos son estériles, y esto le quitaba todo ánimo y anhelo de trabajar. Luego ha habido también el interés propio escondido, que le hace a uno encontrar excusas en las necesidades de la propia alma. Y, hay aún, esta sombra de humildad por la cual tenemos temor de agraviar el nombre de Dios al confesarlo en un momento dado, o de ser desleales o infieles, y que le enseña a uno que más de una vez, es mejor callar la boca que hablar. ¡Ay! muchos creyentes podrían hablarnos de un tiempo en que deseaban trabajar por el Seño, de mese y años en que anhelaban hacerlo, y de breves esfuerzos pronto desvanecidos, y de labios cerrados al final que han permanecido así como un hábito, y de la conciencia que ha sido adormecida hasta una total pasividad por medio de toda clase de excusas. Ojalá que ellos hubieran entendido que el camino medio está entre el silencio culpable y el torrente de palabras estériles. Que comprendieran que, con el perdón de los pecados y la renovación de la vida, la gracia también abrirá los labios y que la oración persistente:”Ten piedad de mí, oh Dios…abre mis labios” obtendrá una respuesta segura y bendita.
Esta oración, pues, registrada aquí por el Espíritu de Dios, nos asegura que el Señor puede abrir nuestros labios y lo hará. El que desea sinceramente creer que esto es así, solo tiene que reflexionar en lo que se dice en la Palabra de Dios sobre este punto. Lee la historia de Moisés y deja que te hablen los argumentos con los cuales Dios mostró a Moisés su poder para darle una boca capaz de expresarse: Éxodo4.10-12 10“Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.11 Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? 12Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar”.- Continúa…

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